1. Por la Grand Place. El estandarte y lugar más transitado de Bruselas es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y una de las plazas más bellas del mundo. ¿Hacen falta más credenciales? Nunca me cansaré de admirar sus casas gremiales, su ayuntamiento con la esbelta torre y los maravillosos edificios que la rodean. Historia, glamour y clase a raudales.
La elegante Grand Place
La elegante Grand Place
2. Por los beaterios flamencos. Los beaterios o beguinajes flamencos son grupos de viviendas, generalmente aisladas del casco urbano, donde habitaban las beguinas, mujeres dedicadas a Dios y ayudar a los enfermos o desvalidos. Los beaterios flamencos comenzaron a funcionar en el siglo XII y hoy día son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Un tranquilo paseo por estos pequeñas comunidades de cristianas con sus casas de ladrillo rojo, plazas, iglesias y zonas verdes es algo que hay que hacer si vienes a Bélgica. El silencio sepulcral de estas zonas impresiona.
3. Por conocer Bruselas. Sólo por ir a pasar unos a la capital ya merece la pena un viaje a Bélgica, aunque nuestro consejo es que no os conforméis con eso. Bruselas es una ciudad animada, elegante, cosmopolita, repleta de interesantes visitas y propuestas de ocio, la Comisión europea, museos para todos los gustos, comics en sus fachadas, las elegantes galerías Saint Hubert, el manekken pis, gofres o gogó…. Nadie que vaya se va a aburrir. Era mi segunda vez allí y he disfrutado igual que la primera ( aquí artículo sobre mis 24 horas en Bruselas).
Beaterio de Lovaina
Beaterio de Lovaina
4. Por sus castillos. Un pasado más que movidito en cuanto a conflictos se refiere ha dado lugar a que por toda Bélgica encontremos la construcción defensiva por antonomasia, el castillo, y que podamos transportarnos a otra época con sus visitas. El Castillo de Freyr, el Castillo de Gante, el de Lavaux-Sainte-Anne cerca de Dinart. Hay más de 100 repartidos por todo el territorio belga. Aquí los tienes todos.
Castillo de Gante
Castillo de Gante
5. Por su historia. Bélgica y sus distintas regiones, Flandes, Valonia y Bruselas tienen historia a raudales lo que se traduce en una impresionante legado histórico, artístico y cultural en cada una de sus ciudades. Una posición estratégica, un floreciente pasado y distintas dominaciones han ido modelado al país y sus habitantes. Desde lugares tan importantes para la historia como Waterloo hasta expresiones como “poner una pica en Flandes” o tradiciones derivadas del paso de los españoles, especialmente del emperador Carlos I, no muy querido por estos lares. Sino recordad mis curiosidades sobre Gante.
6. Por la bulliciosa Lovaina. Ciudad universitaria, cuna de la cerveza Stella Artois, ciudad de las bicicletas, del ambiente y la animación. Solo por ver la fachada de su espléndido ayuntamiento gótico ( más de 236 esculturas), la barra de bar más grande del mundo en su Oude Markt ( mercado viejo) o el beaterio más famoso de Bélgica, ya merece la pena una visita de esta ciudad a tan sólo 20 minutos de Bruselas. Hay que ir a Lovaina y respirar ese ambiente juvenil rodeado tanta historia y a aprender a esquivar ciclistas.
Lovaina
Oude Markt, Lovaina
7. Por su red ferroviaria. El tren es un medio de transporte que me encanta porque tiene el encanto de los viajes de toda la vida, te deja pensar, leer o escribir, es cómodo y además ves el paisaje que te rodea. Y Bélgica, que es un país relativamente pequeño, cuenta con una red ferroviaria extraordinaria que se traduce en una experiencia muy grata. Recorrer el país en sus trenes es algo que hay que hacer ya que son rápidos, eficaces, cómodos y tienen una frecuencia excepcional. No creo que esperes muchos minutos antes de montarte en un tren para ir cualquiera de las principales ciudades del país. Por cierto, al ser un país tan pequeño, las ciudades principales no distan más de dos horas distancia, con lo que te mueves de una ciudad a otra casi sin darte cuenta. Y para ello puedes comprar el rail pass, un bono de 10 viajes ( 76 euros) válido durante un año para moverse por el país. En definitiva, moverse por Bélgica en tren es una experiencia fantástica que os recomendamos sin dudar. trenes bélgica
8. Por la mágica e histórica Brujas. Quizás la ciudad con más fama y visitas de toda Bélgica, pasear por ella es como retroceder en el tiempo varios siglos y tan solo una hora de Bruselas. Canales y paseos en barca, edificios históricos, la deslumbrante Plaza del Mercado… Todo en Brujas, la primera capital del condado de Flandes, es de cuento de hadas. Un cuento que hay ver con nuestros propios ojos para después contarlo.
La encantadora Brujas
La encantadora Brujas
9. Por su chocolate. ¿ Quién no ha oido hablar del chocolate Belga o de sus afamados bombones? Un país que produce al año más de 172.000 toneladas de chocolate en sus más de 2000 chocolaterías debe de significar algo. No encontrarás tantas tiendas de chocolate juntas en ningún otro país y mucha de la gente que visita el país lo hace pensando en él. ¡Si el chocolate es vuestra perdición, Bélgica será vuestra salvación!
Ojito que los revisores de los trenes belgas son tan puntuales y frecuentes como sus trenes. ¡Compra el billete antes de montarte en el tren!
bombones belgas
10. Por su arquitectura. No he visto un país con unos edificios históricos tan bellos y una arquitectura tan impresionante que ha evolucionado a lo largo de más de diez siglos de historia. Están presentes todos los estilos imaginables en edificios religiosos, civiles o industriales: gótico, románico, renacentista, neoclásico, barroco o arquitectura moderna y contemporánea. Un paseo por la historia de la arquitectura que va desde la catedral de San Bavón del siglo X al moderno Atomium del siglo XX y que no decepcionará a los amantes de este arte.